¿Por qué gusta la literatura erótica?

Guste más o guste menos, no podemos negar que en alguna medida nos atrae la literatura erótica. Es uno de los géneros más vendidos desde que autoras como E.L. James o Megan Maxwell abrieron la veda a estos libros de forma pública, y digo pública porque de siempre se han leído libros en los que el sexo ha sido filón importante en la trama. Y no solo eso, muchísimas historias que nada tienen que ver con el romanticismo o el erotismo han acabado sucumbiendo a alguna escena en la que el sexo era fundamental, como es el caso de El médico de Noah Gordon (novela histórica), o TarasKa de Rocío Cervera (novela de ciencia ficción).

Desde La pasión turca de Antonio Gala a Castillos de cartón donde Almudena Grandes nos cuenta la historia de un triángulo amoroso. En ambos casos el sexo está presente en la narración de la historia por lo que ninguna novela actual ha sido realmente innovadora.

Novelas como Cincuenta sombras de Grey o Pídeme lo que quieras llegaron en un momento social ideal, en el que las mentes se liberaron por completo y donde el juzgar quedaba en un segundo plano cuando de sexo se trataba, de ahí su éxito.  

Pero ¿por qué gusta? Es fácil, conecta especialmente con la sexualidad femenina. Las mujeres necesitamos una estimulación sexual no física, no visual, sino cerebral. De ahí que las novelas nos ayuden a conectar con nuestro deseo y a preparar nuestro cuerpo. Fantasías, emociones, imaginación... Todo vale cuando se habla de sexo. Leer literatura erótica fomenta todas estas parcelas de nuestra mente y nos predispone a tener un apetito sexual más intenso.

Es importante que nos llevemos bien con nuestra sexualidad. Cuando leemos una escena erótica bien montada, de esas que no sobran brazos ni faltan piernas, nuestro cuerpo a través de las imágenes que va evocando nuestro cerebro guiado por la lectura va despertando los primeros síntomas de apetito sexual. Ya sea sol@ o en pareja, tener una vida sexual plena es tan importante como la propia salud en general. 

Además, no podemos olvidarnos de un dato que para mí es casi primordial: entretienen. Cuando repaso mi vida como lectora, reconozco que, a pesar de haber leído de todos los géneros, la romántica y la erótica son las que más han conseguido evadirme. De ahí que de un tiempo hacia acá sea uno de los géneros que más consumo. 

Son historias que no implican maldad, que suelen tener un final feliz, que pueden plantearte algún dilema moral que te hace reflexionar contigo misma, o incluso te hacen reír. ¿Qué más se le puede pedir a un libro? Te entretiene, te hace pasar un buen rato, te conecta con tu yo más sexual y, encima, puede que te lleve a pensar. Creo que es fácil entender por qué gustan las novelas eróticas. 

Gracias por leerme.

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