Fiel o infiel, ¿qué camino elegir?

Estos días estoy viendo la serie Fidelidad de Netflix. Conforme avanzan los capítulos de la misma me planteo más y más hasta dónde somos capaces de llegar por no decir la verdad. 

Muchas parejas, espero que por no querer hacernos daño, vamos dejando pequeñas ideas sobre el otro en el fondo de nuestras cabezas. El problema es que a veces esas ideas van haciendo un agujero negro en el pecho, ahí donde deberían anidar los sentimientos positivos y donde estos van cambiando, provocando que vaya desmejorando la visión de nuestra pareja.

Si encima, a todo ello le sumas la aparición de alguien nuevo en tu vida y que te atrae, pues ya tienes la excusa perfecta para caer en la tentación sin que los remordimientos te superen. Y llegados a este punto de la reflexión, me planteo: ¿ojo por ojo y diente por diente? 

Lo planteo de otra manera: si estás mal con tu pareja y alguien que aparece en tu día a día empieza a echarte esas miradas que sabemos que van más allá de lo que es una mirada curiosa, ¿tenemos más fácil el lanzarnos si se plantea la cosa? Pues por desgracia creo que la respuesta es sí en más de la mitad de los casos; si a esto le sumas que la otra parte de la pareja sospeche de que has caído en la tentación, va y en vez de hablar y solucionar, se vea con la libertad de cometer por su cuenta ese mismo pecado. ¿Dónde queda la solución? Muy lejos, os lo aseguro.

De todas formas para poder plantearse todo esto debemos partir de nuestra propio concepto de fidelidad. Para mí la fidelidad no es sexual, es decir, no entenderé que mi pareja me sea infiel por acostarse con otra u otro un momento puntual (repito que es mi percepción). Para mí la infidelidad conllevaría que mi pareja le diera a otra persona la globalidad, es decir, todo lo que me da a mí. Si partimos de esta premisa, la infidelidad de mi pareja no me llevará a serle infiel por despecho, sino que plantearíamos el problema sobre la mesa y lo analizaríamos desde múltiples perspectivas. No sería cuestión de tomar el camino más rápido. 

Si vemos estos hechos desde fuera, es tan simple como entender que a la hora de hacer o deshacer, las decisiones las tomamos desde ese agujero negro que se forma en el pecho. Pequeñas quejas, actitudes o formas que vamos callando de la otra persona y que no las asimilamos, sino que las guardamos y vamos criando. Una verdadera pena cuando de adultos se trata. Es más, añadiría que las infidelidades siempre tienen una raíz en la propia pareja inicial, pero no por ello exculpo al infiel. 

Ahora bien hay muchas más preguntas que me planteo al ver este tipo de series, que por cierto os recomiendo. ¿Sería infiel no dejarte llevar por tus propios deseos si lo que te apetece es estar con otra persona? ¿Son esas manchas en la pareja realmente insalvables de otra manera? ¿Es la infidelidad en sí el interruptor que te abre los ojos ante tu situación sentimental? ¿Cómo de culpable te puedes sentir por sentirte atraído por otra persona? Lo mejor, ser sinceros ante nosotros mismo con todas estas preguntas cuando tengamos que responder, y, cómo no, hablarlo con quien nos acompaña en esta vida, para que nada, absolutamente nada, le coja por sorpresa.

Y ya sabes, antes de llegar a la infidelidad hacia tu pareja y, quizá a la tuya propia, se puede hablar todo.

Gracias por leerme.


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