¿Se puede aprender a querer?

Querer es una acción de lo más compleja. En ocasiones he pensado que se quiere a aquellas personas que mejor se conoce. Y no voy mal encaminada si pensamos que queremos a padres, hermanos, primos... Y no tuvimos opción de elegir. Por poner un ejemplo de esta idea, se acabaría queriendo a personas con las que tenemos contacto y a las que acabamos conociendo. Lo que viene siendo el refrán de "el roce hace el cariño".

Pero... ¿Qué pasa si realmente alguien no te entra por el ojo, es más, te cae mal o no entra dentro de esos márgenes que inconscientemente nos marcamos sobre cómo queremos que sean las personas que nos rodean? ¿Nunca podrás sentir nada de afecto por ella?

En mi humilde opinión, a querer se aprende. Incluso aquellas personas que parecen llegar a nuestras vidas por cuestiones del destino, esas con las que sentimos un feeling que nos parece sobrehumano, incluso con esas necesitamos aprender. Lo que hay es un primer impacto; eso se queda en atracción y más física que otra cosa y luego es ese "roce", ese día a día, esas charlas, esas miradas, las que determinaran el nivel de amor. 

¿Por qué pensar así con lo bonito que es un amor a primera vista? Porque también hay amores que a primera vista estallan y después explotan en rechazo. Nunca os ha pasado que os habéis enamorado, que las mariposas volaban en vuestro estómago, que las ganas de esa persona eran infinitas, y que el tiempo os ha hecho rechazar poco a poco todo eso. Pues ahí está la prueba más irrefutable de que a querer se aprende. 

Al igual que ese caso anteriormente expuesto, hay ocasiones inversas. Personas con las que no sentimos tener nada en común, que el trabajo, unos amigos o cualquier otra casuística nos ha puesto delante, y vamos nosotros o nosotras y sin darnos casi ni cuenta, un día lo vemos más atractivo de lo habitual, o nos hace gracia un comentario que antes no soportaríamos, o vemos que no es tan "insoportable" como el día anterior. Eso es aprender a querer, y sí, también pasa. 

Lo mejor es dejar que sea el tiempo el que nos diga si las personas que nos rodean, esas en las que nos fijamos, o esa en las que no nos fijaríamos, son o no nuestra mitad. Y sí, disfruta, y mucho, si acertaste con tu mitad desde primera hora.

Gracias por leerme.

Comentarios

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Entradas populares