Besos de limón

 Esta semana he pensado mucho en los besos y las parejas que ya no se aman. La unión de ambos conceptos es porque las veo, las observo darse besos de esos que son "obligados" de esos que son costumbres y no, los besos no deben ser forzados.

Hablé con mis hijos. No quiero que no sean felices y queramos o no, las relaciones de pareja comprenden el 90 % de nuestra felicidad. Les pedí que nunca aguantaran una relación que no les haga sentir, que nunca estuvieran con alguien por pura costumbre y que, ante todo, evitarán las relaciones "bola de nieve". El nombre les hizo mucha gracia, entendieron poco, así de golpe, pero me detuve a explicarles que es como yo entiendo las relaciones que no son reales, esas que comienzan, se van a vivir juntos o se casan por el simple hecho de que toca, de esas que tienen niños porque ya es el momento, de esas que no te das cuenta de que pasa tu vida sin sentirte verdaderamente feliz. Y un día, cuando menos lo esperas, estás recibiendo un beso que no te provoca chispas en el alma, que no te dice nada, que no es de corazón.

¿Que si existe? Sí, las buenas relaciones existen. Los besos que siguen sacando lo mejor de uno están en muchas parejas presentes, en esas que por momento obvian la rutina y se paran a verse de nuevo, a mirarse a los ojos, a encontrarse en el otro, a sentirse. Y solo esos besos, esos que se dan cuando realmente se quiere, son besos de verdad.


Gracias por leerme. 

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