El afrodisiaco de la literatura erótica

 Si dijera que consumir literatura erótica mejora las relaciones sexuales, igual muchos no me creerían. Si encima añado que una escena erótica suele gustar a todos, me podrían tomar hasta por loca, pero creo que no me voy mucho por la tangente al decirlo. 

Si nos fijamos en el mundo de la literatura general, novelas como El Médico de Noah Gordon, El inquisidor de Patricio Sturlese o TarasKa de Rocía Cervera, que no tienen nada que ver con la novela erótica, acaban sucumbiendo en sus tramas a ciertas escenas que tienen el sexo o los deseos carnales como telón de fondo. Unas más explícitas y otras menos, pero todas ellas recurren al sexo en algún momento, siendo pocas las que no lo hacen. El motivo: el sexo es parte de nuestras vidas, una parte que encima nos provoca placer.

Sin embargo, la cuestión no es que los escritores recurran al sexo, sino cómo llaman la atención dichas escenas. 

Yo, como escritora de erótica y romántica, considero primordial que las relaciones carnales estén presentes en mis páginas, y como lectora también sé qué efecto pueden producir. 

El lector que lee una novela tipo thriller, lee mucho más rápido y atento las escenas donde el sexo se hace protagonista; además, experimenta con ello cierta excitación sexual e incluso se habla de que puede despertar ciertos recuerdos de cuando el lector vivió una experiencia placentera con respecto a su sexualidad.

Si nos centramos en literatura erótica propiamente dicha, podemos tomarla como un afrodisiaco efectivo, especialmente en el sexo femenino que guarda su sexualidad en el cerebro. Leer literatura erótica despierta deseos, abre la mente para nuevas experiencias, nos hace recordar momentos placenteros y nos lleva, por ende, a querer experimentar nuevas sensaciones. Muchos lectores y lectoras de erótica suelen reproducir alguna sensación descrita en el libro o a aprender formas de sentir o dar placer, lo que lleva a que mejore su vida sexual. 

El contrapunto a todo esto es el "pudor" que parece existir al hecho de que leer erótica se vea en la sociedad como algo menos "culto", pero sería un debate muy extenso el discutir que tipo de literatura nos culturiza más o menos, y mucho más si tenemos en cuenta que leamos lo que leamos, las escenas de sexo nos siguen atrayendo como si fuéramos adolescentes, no podemos negarlo. 

Lo que está claro, es que muchas mujeres han despertado sexualmente gracias a este tipo de literatura que por qué no decirlo, nos saca lo mejor que llevamos dentro.


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